Las buenas historias tardan en arrancar y cuando lo hacen siempre hay complicaciones. Espero que la mía sea una de esas y que algun día, alguien diga: sí, yo estaba allí cuando... y otro responda: ójala hubiera estado yo también. Una de esas que puedes contar a los niños pequeños y que te miren con los ojitos muy abiertos. Una de esas que lees en un libro y no puedes evitar dar un largo suspiro. Una de esas que no se olvidan y que pasan de boca en boca para siempre. Una de esas que tardan en arrancar y cuando lo hacen siempre hay complicaciones, pero también una de esas en las que cuando llegas al final cierras el libro, te quedas con la última palabra en la boca y te vas a dormir, porque no quieres que se acabe nunca.
Quedan 14 días y 474 noches.
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