Y hay veces que me siento encerrada en una pecera de cristal. Que puedo ver el mundo desde allí pero no puedo llegar hasta él. Extiendo la mano y toco el frío cristal, pero se que las cosas de fuera están muy lejos de mí. Y no suele importarme. Hasta que tú apareciste. Cuando llegaste tú, me revelé. Fui feliz e intenté salir con fuerza, pero de los golpes que me dí acabé perdiendo el sentido. Y cuando volví a abrir los ojos estabas ya tan lejos que apenas conseguía verte. Y me dejé caer rendida en el suelo. Sin más fuerzas para continuar luchando, pero sí para seguir pensando en tí. Porque mientras tu estuviste aquí yo fui feliz. Y no me importa ser tan estúpida como para esperar que vuelvas, porque mientras siga teniendo esperanza, seguiré golpeando la pecera. Y aunque sea sin tí, algún día conseguiré salir, y quizás entonces encuentre a alguien tan especial como tú.
Quedan 13 días y 460 noches.
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